lunes, 25 de mayo de 2015

10. Nietzsche


UNIDAD 10.

CONTEXTO DEL S.XIX (II). EL VITALISMO: NIETZSCHE


+Contexto s.XIX (II)

a) El siglo XIX se inaugura con el Romanticismo, una corriente cultural y espiritual de reacción al racionalismo ilustrado del siglo XVIII. Frente a la omnipresencia y preeminencia concedida a la razón en todos los aspectos de la vida, se ensalza ahora la intuición y las emociones irracionales como superiores a la fría y mecánica razón, el regreso a una Naturaleza idealizada frente a la maquinización urbana, y en general la loa al artista sobre el científico o el técnico También será la época, siguiendo la estela del Romanticismo, de los nacionalismos –la burguesía trata de proteger estatalmente los mercados internos- con una componente de pertenencia a la tierra, las raíces espirituales y sus tradiciones históricas de carácter cuasi religioso, lo que espoleará el desarrollo de las ciencias históricas y filológicas. Será en la segunda mitad del siglo cuando estos movimientos nacionalistas logren reunificar y forjar en Europa el estado moderno alemán y el italiano bajo los acordes y mitos nacionales de Wagner y Verdi. Nietzsche criticará en sus Consideraciones intempestivas el exaltado nacionalismo alemán tras la guerra franco-prusiana; y en general los sentimientos nacionalistas lo mismo que al socialismo como sustitutivos del viejo Dios metafísicamente muerto.

b) La reacción al hegelianismo vendrá dada por varios frentes irracionalistas y vitalistas. El joven Schopenhauer será un profesor sin alumnos por competir a la misma hora de las clases del viejo y consagrado Hegel, y elaborará las bases de las llamadas filosofías de la voluntad como la del propio Nietzsche, renegando de esa razón totalizante, de la naturaleza racional de lo real: en última instancia, las fuerzas irracionales e instintivas de la vida subyacen a toda racionalidad, que supone una mera expresión derivada, plástica y figurativa de las mismas. Kierkegaard enfrentará al hegelianismo desde la irreductible realidad de la existencia individual, de su fe y angustia religiosas inabarcables desde la razón, poniendo las bases del existencialismo posterior del s.XX.

Darwin revoluciona el pensamiento científico y filosófico con su teoría de la evolución por selección natural y pone las bases de la Biología moderna. A la adaptación ideológica de esas ideas al mundo humano, naturalizando el orden capitalista y el éxito de las clases depredadoras se lo conocerá como darwinismo social. A caballo de la Revolución industrial, se desarrollan las ciencias de la energía, que frente a la exactitud matemática del viejo mecanicismo newtoniano descansan ahora en el cálculo estadístico, al igual que los incipientes estudios sociales que darán pie al nacimiento de las ciencias sociales modernas.


1)    Nietzsche

+Contexto: Nietzsche, hijo de un pastor protestante y el poderoso influjo de su madre, estudia filología clásica, de la que deriva hacia la crítica cultural y filosófica. Niño y adulto enfermizo, de terribles migrañas, los conceptos de salud y enfermedad, de auge y decadencia vital que él mismo vivió en diversos periodos de su propia vida con gran intensidad, constituirán conceptos cardinales y recurrentes de su filosofía vitalista. La crítica del S.XX incluirá a Nietzsche con Marx y Freud entre los llamados filósofos de la sospecha: los grandes develadores críticos de la cultura occidental. 


1.1) Filosofía trágica. Voluntad de poder, sí a la vida.

-En sus años de estudiante Nietzsche queda impactado por El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer. La ausencia de finalidad o sentido de la vida: su carácter trágico. La única salvación radica en la renuncia total al deseo, la voluntaria renuncia a la voluntad camino al nirvana (la nada) budista.

- Los conceptos filosóficos fundamentales no son ya el ser o la razón, sino la propia vida como insalvable horizonte de existencia. Nietzsche se abocará a una superación del pesimismo de Schopenhauer, al oponerle una visión creadora y afirmativa de ese carácter trágico.

-La voluntad de vida schopenhaueriana queda redefinida y superada como afirmativa voluntad de poder (lo que remite a la potencia de ser y a la alegría en Spinoza, a quien Nietzsche admiraba). El célebre sí a la vida nietzscheano: no pese a su carácter trágico sino precisamente por ello mismo.


1.2) El nacimiento de la tragedia:

-Grecia simbolizaba la cuna del racionalismo, la mesura, el equilibrio, la simetría y la belleza proporcionada. Según Nietzsche, rasgos de su vertiente apolínea –en sus ciencias o artes plásticas glorificadas por el falsificador y cristiano Occidente, sin embargo ciego para su poderoso otro aspecto dionisíaco, expresado en su arte trágico o en el espíritu de la música.

-Dionisos expresa la ebriedad y desmesura, la colectividad orgiástica frente a la diferenciada individuación: refleja el fondo incontrolable, oscuro e indiferenciado de la vida

-En el ser humano implica las pulsiones animales que laten bajo los mentirosos ropajes culturales de civilización, racionalidad y contención –de nuevo el darwinismo y su polémica afirmación de que somos producto de la evolución animal, y décadas más tarde, la influencia de esta idea para el psicoanálisis de Freud.


1.3) Crítica de los fundamentos de la metafísica occidental

Crítica a la razón, a la moral, al lenguaje, a la ciencia.

Los cuales incardina en la tradición judeocristiana en conjunción con el platonismo: fuerzas espirituales decadentes que vinieron a degradar la exuberante vitalidad trágica de la Grecia presocrática. Con el racionalismo socrático-platónico aparecen los primeros signos de cansancio, y su fusión posterior con los valores cristianos desemboca en una concepción forjada desde instintos débiles, enfermizos.

-Crítica al lenguaje. Verdad y mentira en sentido extramoral: verdades objetivas como meros engaños del lenguaje, ese “ejército de metáforas en movimiento”.

-Critica a la ciencia: la verdad pende de la perspectiva vital, no de un reino universal y objetivo. Finalmente todo es interpretación, determinada por la posición y fuerzas vitales que atraviesan al sujeto vivo. Incluso la lógica será “la mayor de las ficciones”. La ciencia se enclaustra en el reduccionismo conceptual y matemático.

-Crítica a la filosofía: voluntad de verdad como soterrada voluntad de poder decadente. Sus conceptos momificados como ser, sustancia, causa o yo en lo ontológico, o categoría, verdad o mentira en lo epistemológico, consisten en cáscaras o ficciones vacías. La razón es solo otro instrumento de dominación más.

-La “ilusión del mundo verdadero” frente al “mundo aparente”, que en su trasfondo expresa un ánimo calumnioso contra la realidad sensible y cambiante. La gran inversión ontológica y epistemológica del inmanentismo de Nietzsche, negador de la vieja trascendencia metafísica. Nietzsche expresará siempre su veneración por Heráclito, en tanto que filósofo del cambio, la contradicción y la guerra eterna.

-La Historia de la filosofía es la historia de un error que inaugura Platón, quien eleva las ideas al rango de originarias realidades objetivas y eternas, independientes del devenir o acontecer cambiante, que se limitaría a reflejarlas

-Crítica a la moral: transmutación de todos los valores.

-Moral de señores/moral de esclavos. Genealogía de la moral: vida ascendente/instintos decadentes


1.4) Muerte de Dios. Nihilismo. Eterno retorno. Superhombre

-En realidad, puesto que tales características tradicionales del ser se obtienen por negación de lo real y existente, codifican las características de la Nada.

-De modo que al anunciar la muerte de Dios y la era del nihilismo, Nietzsche no solo establece la gran crisis moral de Occidente sino el comienzo del fin de un nihilismo metafísico cristiano que al fin se reconoce como tal, y que tras un duro vacío de postración anuncia que debe ser superado por un nihilismo trágico afirmativo y creador, encarnado en la figura del superhombre. El hombre como puente entre el animal y el superhombre.

-Así habló Zaratustra: Las tres transformaciones del espíritu: el camello (bajo el peso del tú debes), el león (destructor fiero de los valores) y el niño (la inocencia del nuevo comienzo).

-También en este sentido metafísicamente contestatario puede entenderse en Nietzsche su Eterno retorno de lo mismo: como un símbolo de la santificación y eternización de nuestra existencia finita, sensible y cambiante, siempre despreciada por el platonismo occidental, en un ciclo eterno en que se reafirmaría infinitamente a sí misma.
 + Desmontaje de la linealidad temporal de la Historia heredada del judeocristianismo. Además de constituir un criterio discriminador entre hombres trágicos y débiles enfermizos de la moral.


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